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Alma Mater

Alma Mater muestra el transcurso de un día en la vida de una familia que vive encerrada en un piso en Damasco, en plena guerra civil de Siria. Nueve personas atrapadas en un piso, en un ambiente que si no fuera por la luz que entra por las ventanas a las que apenas osan asomarse, sería sumamente claustrofóbico.
En ese pequeño refugio Oum Yazan, madre de tres hijos, convierte su apartamento en un puerto seguro para su familia y vecinos, tratando de protegerlos de la guerra. Cuando las bombas amenazan con destruir el edificio, los francotiradores convierten los patios en zonas mortales, y los ladrones entran a reclamar sus terribles recompensas, mantener el equilibrio de la rutina dentro de las paredes se convierte en una cuestión de vida o muerte.
Se trata de una película desoladora, inquietante, triste y funesta. Pero también rebosante de amor, respeto, nobleza y solidaridad. Con elementos mínimos y un magistral uso del fuera de campo, con un excelente uso del sonido y un soberbio uso del travelling que nos oprime y recluye a un espacio apenas salubre, apenas alumbrado. Con unos actores excelentes – entro los que descuellan una grandiosa Hiam Abbass, cuyo desolado rostro nos infunde tanta compasión como rabia – y con un metraje modélico -87 minutos- , alcanza así casi la perfección: hablar de la quimera de la vida en medio del laberinto de la muerte.