No queremos guardar silencio
Día tras día somos golpeados por las noticias de numerosas personas, que, huyendo de la guerra o del hambre, acaban dejando la vida de manera trágica, en mar o en tierra, o se encuentran en situaciones extremas. Son hombres, mujeres y niños, en no pocos casos familias enteras, que lo han perdido todo. Sólo les queda la vida, y ésta amenazada. Sería horrible que la repetición de los hechos acabara anestesiándonos; que, como dice el Papa Francisco, «la globalización de la indiferencia acabara por secarnos las lágrimas». Situaciones como las que se están viviendo reclaman respuestas urgentes, eficaces y generosas.
Desde el Centro Arrupe no queremos cerrar los ojos a esta crisis humanitaria. Quisiéramos ponernos en la piel del otro para entender su sufrimiento y las esperanzas que les mueven a pesar de lo que están viviendo. Queremos también conocer y denunciar las situaciones de injusticia y violencia que le obliga a escapar. Es escandaloso constatar las abismales diferencias que se dan en nuestro mundo cuando unos viven en la abundancia y en el bienestar, mientras otros padecen la violencia desatada por fanatismos inhumanos o por otras razones políticas.
Nos unimos al clamor de tantas organizaciones y comunidades cristianas, a hombres y mujeres de buena voluntad, que se sienten interpelados por esta dramática realidad que nos llega al corazón. No queremos guardar silencio para no ser cómplices de la indiferencia.